Trastorno de pánico

22/11/2018
Pánico

El trastorno de pánico es un trastorno de ansiedad que se caracteriza por la aparición imprevista, súbita y recurrente de un miedo intenso que alcanza su máxima expresión en minutos y que se acompaña de una serie de síntomas físicos. El paciente nota un rápido aumento de los síntomas tras el inicio y empieza a presentar una preocupación persistente acerca de la aparición de nuevos ataques o las consecuencias del ataque (morir, perder el control, enloquecer).

Los síntomas que caracterizan el ataque de pánico son:

  • Palpitaciones o aceleración de la frecuencia cardíaca.
  • Sudoración.
  • Temblor o sacudidas.
  • Sensación de dificultad para respirar.
  • Sensación de ahogo.
  • Dolor u opresión en el tórax.
  • Náuseas o malestar abdominal.
  • Sensación de mareo, inestabilidad, aturdimiento o desmayo.
  • Escalofríos o sensación calor.
  • Parestesias (sensación de hormigueo).
  • Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (separarse de uno mismo).
  • Miedo a perder el control o de “volverse loco”.
  • Miedo a morir.

Estos episodios sucesivos de terror pueden ir acompañados de cambios significativos en el comportamiento del individuo ya que existe una preocupación continua a que se repitan nuevos ataques. Con frecuencia se tiende a evitar las situaciones o los lugares temidos, a huir de los estímulos fóbicos o a intentar controlar a toda costa las reacciones temidas. Es por eso que las personas que sufren ataques de pánico pueden presentar conductas de evitación y agorafobia (miedo a encontrarse en lugares o situaciones de las cuales sea difícil escapar), viéndose su calidad de vida claramente mermada.

Por ejemplo, si una persona presenta un ataque de pánico en un coche es posible que desarrolle un miedo incontrolable a los coches o a conducir. Si el afectado empieza a evitarlos, este comportamiento puede limitar enormemente su vida.

Sobre el trastorno de pánico hay que tener en cuenta algunas consideraciones:

  • Aumenta el riesgo de presentar depresión o consumo de drogas y alcohol.
  • Hay factores externos que pueden precipitar una crisis de pánico y es importante conocerlos (altas dosis de cafeína, consumo de estimulantes, hiper o hipotiroidismo, abstinencia a algunas sustancias).
  • La información es la mejor prevención. Es decir, entender qué es el pánico, cómo se puede controlar y, de esta manera, perderle el miedo.
  • La mayoría de personas mejoran con el tratamiento adecuado.

Por todos estos motivos si usted presenta un trastorno de pánico le recomendamos consultar a un especialista y realizar un tratamiento específico. El trastorno de pánico se puede tratar con medicamentos o con terapia psicológica, aunque se considera que los mejores resultados se obtienen de una combinación de ambos.

 

Equipo ATIA, psicología y psiquiatría Barcelona