Efectos psicológicos post-covid

22/02/2022
Bienestar Emocional

Parece que poco a poco las restricciones sanitarias van desapareciendo y el desconcierto va llegando a su fin. Seguramente nos hubiera gustado que todo fuera más rápido, aún recuerdo cuando por alrededor de marzo del 2020 decíamos: “seguro que esto serán tan solo 15 días”.

El estrés que inicialmente fue reconducido a base de hacer pan en casa e intentar seguir los movimientos enérgicos de muchos entrenadores personales que emitían por streaming, ha acabado siendo algo que gestionamos como podemos en nuestro día a día. Además, a estas alturas, ya nadie piensa en que puedan ir saliendo síntomas y consecuencias por lo vivido. Síntomas como ansiedad, tristeza persistente, miedo al contacto estrecho, soledad, aislamiento, apatía, altos niveles de preocupación por el futuro, alteración de las funciones cognitivas (capacidad de concentración, memoria, etc.) o alteraciones del sueño y del hambre entre otros.

La sociedad actual vive rápido y parece difícil salir de este compás vertiginoso si no te quieres quedar fuera. Esta inmediatez con la que obramos, no permite el tiempo  necesario para elaborar nuestras inquietudes. Hay sacudidas en la vida que requieren  tiempo para ir recomponiendo lo que se ha visto afectado.

Por ejemplo, esta semana se ha vuelto a permitir el ocio nocturno y las discotecas han abierto. Muchos de los jóvenes que han sentido aislamiento y distanciamiento social durante estos meses van a salir dispuestos a vivir intensamente este momento. Los que nunca habían salido hasta tan tarde porque todo esto les “pilló” entrando en la pubertad, o los que si bien ya salían antes, sienten que les han quitado una de las formas más extendidas de socialización a su edad. Lamentablemente no todo lo vamos a poder reparar tan fácil ni va a ser suficiente con reponer las normas de la “vieja” normalidad.

La pandemia ha traído nuevas formas de relación que no van a marcharse y que nos van a ser útiles en adelante. Pero también ha puesto sobre la mesa que estamos un poco más solos de lo que creíamos y que nos interrelacionamos muy superficialmente.

Evidentemente me refiero a todos aquellas personas que siguen teletrabajando y que sus compañeros no son más que voces sin imagen en una videoconferencia. También me refiero al uso extensivo que todos hemos hecho de lo virtual y a lo difícil que es sentir (o expresar) así las necesidades y los deseos de nuestro entorno.

Quizás la tarea a la que vamos a tener que hacer frente es la de volvernos a encontrar sin miedo a contagiarnos de los demás. Reconstruir los puentes de lo relacional, sabiendo que esto implica el intercambio en tiempo real, la confianza en el otro, la intimidad, etc… Aspectos muy a la baja, y que asustan mucho más que estar detrás de una pantalla y hacer scroll vertical o poder cancelar la cámara en cualquier momento. Aspectos que son muy nutritivos pero que asustan mucho. Quizás pensabas que a estas alturas ya no ibas a sentir ese miedo, pero no pierdas la calma, podemos ayudarte.

Albert Sanz Iglesias, psicólogo

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