Acompañamiento escolar en la adolescencia
20/06/2022
Los jóvenes adolescentes sienten que ya son mayores, que ya saben todo lo que se necesita saber de la vida y no requieren de ayuda alguna, y menos si proviene de los padres. Todos hemos experimentado ese deseo de alejarnos de los padres y tomar nuestras propias decisiones. Es algo natural en el desarrollo. En esta etapa vital creemos que no nos va a pasar nada, que podremos hacer frente a todos los problemas que nos vengan a increpar y, por tanto, no necesitamos a nadie para ser autónomos. En definitiva, nos vemos como seres omnipotentes, a los que nada nos pasará, y como no podría ser de otro modo, a menudo esto también llega a los estudios.
Dentro de esta lógica a menudo abandonan hábitos adecuados, ya que suelen pensar que los estudios no son importantes o que a poco que hagan ya aprobarán. También algunos piensan que estudiar la noche antes es más que suficiente y que si pasan la noche previa estudiando (sin dormir), todo irá bien. Pero sabemos a ciencia cierta que no es así, y que a menudo esta actitud enmascara un miedo al fracaso.
Pero, ¿qué papel juegan los padres frente a esto?
La presión por las notas a menudo es elevada y también necesitan alguien que acompañe, guíe y con quien poder desahogarse. Si bien es cierto que a ya no es apropiado revisar la agenda ni interrogarlos hasta la extenuación sobre cómo les van los exámenes. Sí que todavía requieren una participación de los adultos a la hora de establecer límites, organización y planificación de las prioridades en función de las capacidades de cada joven, etc.
También podéis tomar una parte activa en su desarrollo académico. Es un hecho que los adolescentes rinden mejor en la escuela cuando los padres apoyan sus esfuerzos académicos. Asistir a la reunión de inicio de clases o a las sesiones posteriores, es una manera excelente de conocer a los profesores del hijo adolescente y sus expectativas, así como de mantenerse informado de las necesidades para el curso (calendario, eventos, calificaciones, material, etc.). De esta manera también le envían un mensaje a los hijos: "¡los adultos que estamos aquí por ti, vamos a una!"
No espere a que empiecen a presentar problemas, tal vez ya sea tarde. Si ve que todo esto le supera, y que ha dejado de confiar en sí mismo, no dude en consultar a un psicólogo especializado en adolescentes.