La “Resaca emocional” tras las fiestas navideñas

07/01/2020
Atención Psicológica

 

El uso de nuevos conceptos para catalogar antiguos conocidos sigue imperando, la resaca emocional, antiguamente conocida como la “cuesta de enero” nos acompaña cada año de nuestras vidas tras el fin de los días navideños.

Durante el periodo de las fiestas de Navidad parece que el mundo permanezca teñido de bondad, alegría y solidaridad. A lo largo de dos semanas el tiempo se paraliza para la repetición cíclica de reencuentros familiares y de amigos. Se consideran días de descanso, júbilo y bienestar emocional. Pero también  se pueden convertir en un amplificador de los sentimientos de desarraigo, soledad, tristeza y depresión.

Existen varias razones para ello, entre ellas; la asistencia a rencuentros personales y familiares no deseados por obligación social, la dificultad de las decisiones navideñas, que regalos hacer y cómo afrontarlos, la ausencia de seres queridos, la tradición de las comilonas navideñas depositadas en las eternas anfitrionas: las mujeres mayores del seno familiar y el estrés que supone para ellas, las posibles discusiones que puedan acontecer en los diferentes compromisos personales, la consciencia del tiempo vivido y en consecuencia la juventud perdida, las frustraciones por nuestros proyectos vitales no alcanzados entre otras.

Todo ello puede generar  frustración, estrés, incertidumbre y ansiedad que podría traducirse en cansancio y resaca emocional.

En resumen podríamos decir que la Navidad amplifica los sentimientos de pérdida y duelo, y aunque todos podamos sentirnos  tristes y emocionados, en algún momento del transcurso de las fiestas, intentaremos contener estas emociones con tal de no preocupar, ni mostrarnos ante los demás como personas débiles o temerosas. Este aparente disfraz de bienestar que mostramos durante dos semanas participa activamente en la irrupción del malestar emocional.

Un año más las navidades han terminado, y puede que hayas empezado el nuevo inmerso en esta fatigosa resaca, está en tus manos aprender a gestionar las emociones y vivir las fiestas y tu vida, de otra manera, sin disfraces. Si estás dispuesto a conocer algo más de ti, de tus sentimientos y posicionamiento emocional, quizás es el momento de buscar ayuda profesional y empezar un tratamiento psicológico.