Trastornos psicosomáticos
28/01/2019
Tanto en el ámbito médico como él de la psicología se ha comprobado que el dolor físico puede en ocasiones indicar que existe un problema psicológico. Estas afecciones también se conocen como enfermedades psicosomáticas.
Un trastorno psicosomático es aquella perturbación psicológica que, a consecuencia de una intensa emoción negativa, un fuerte estrés, ansiedad o depresión, termina por causar un efecto físico claramente objetivable en el organismo.
Las enfermedades psicosomáticas ponen de manifiesto la estrecha relación que existe entre cuerpo y mente. El sistema nervioso vegetativo es el ordenador que rige nuestras funciones corporales, sin que nos demos cuenta, para mantenernos vivos y con salud. La palabra psicosomático (psico y soma) significa la actuación de la mente sobre el cuerpo. Nuestro pensamiento actúa constantemente sobre el Sistema Nervioso Vegetativo y secundariamente sobre nuestro organismo.
Los trastornos psicosomáticos se manifiestan principalmente por el dolor y la tensión. Estos se pueden presentar en diferentes partes de nuestro cuerpo. Las afecciones psicosomáticas pueden afectar a cualquier órgano, sistema, tejido o estructura. Su impacto es inmenso, por eso nunca deberíamos subestimar el poder de nuestra psique.
Existen diferentes dolencias físicas que los factores psicológicos pueden activar.
El ejemplo más clásico de los trastornos psicosomáticos son las dermopatías, como el eczema, urticaria, infecciones, acné. La hipertensión, las taquicardias, la sensación de ahogo o los pinchazos en el corazón. Los trastornos del sistema digestivo, siendo el colon irritable y las úlceras los más habituales. Los dolores de cabeza intensos como las migrañas también son muy comunes. Y en casos muy extremos, hay personas que pueden experimentar ceguera temporal o falta de movilidad en alguna extremidad.
¿Cuáles pueden ser las causas de las enfermedades psicosomáticas?
Tal y como ya hemos mencionado anteriormente, las emociones y el estrés ejercen una influencia considerable sobre el cuerpo y cuando son muy intensas y se repiten a diario, pueden desembocar en dolencias.
La situación social en que nos encontramos favorece este mecanismo. Parece que siempre vayamos corriendo viviendo por encima de nuestras posibilidades en cuestión de tiempo, de trabajo, de ocupaciones y de dinero. Todo ello origina un estado de ansiedad permanente.
Si estás siempre preocupado o enfadado por algo, es probable que estés sobrecargando determinados mecanismos psicológicos.
¿Qué puedo hacer contra las enfermedades psicosomáticas?
Para empezar a tratar las afecciones psicosomáticas es importante que el paciente tome conciencia de cuál es su problema. Tu cuerpo te está diciendo que algo no va bien dentro de ti y que no lo estás viendo.
Escúchate, fíjate en las cosas que te hacen feliz y huye de aquellas que creen tensión, insatisfacción o inseguridad.
Claves para conseguir la armonía cuerpo-mente:
-Dosificar los esfuerzos
Debemos aprender a dosificar nuestro empeño, tanto mental como físico, y procurarnos momentos de desconexión integrales cada día y cada semana.
- Practicar actividades relajantes
El descanso del cuerpo y de la mente, aplica las estrategias más adecuadas para sentirte en armonía conectado con los cinco sentidos.
- No reprimir los sentimientos. Expresar a través de la forma que nos sea más fácil y manifestar con las palabras un sentimiento, para no obligar al cuerpo a decirlo por nosotros a través del síntoma.
-Desarrollar una actitud positiva. Un “cambio” de posición ante uno mismo y ante lo que le rodea.
- Aprender a decir que no. Es preciso señalar la necesidad de asumir nuestros límites e ir aprendiendo a decir “no” cuando lo creamos conveniente.
Hay que aprender a compartir los problemas con otras personas, anticipar y manejar el estrés y, sobre todo, a preservar la autoestima pese a dificultades que puedan presentarse en un momento determinado de la vida
El síntoma, en este caso el dolor, es una oportunidad para aprender acerca de nosotros mismos, qué nos está sucediendo, qué actitud estamos teniendo ante nuestra propia existencia, cómo resolvemos los conflictos. Afrontemos la enfermedad como una oportunidad única para aprender y mejorar acerca de nosotros mismos.